domingo, 17 de abril de 2016

16 de Abril.

  


 El ordenador portátil tardo un buen rato en cargar todo el contenido y permitirle que accediera a sus archivos, esa lentitud le exasperaba. Dio una bocanada al cigarrillo y lamentándose para sus adentros espero estoicamente. 
- Necesitas un Mac, en vez de esa antigualla que tienes-
 Lo sé, se replico a si mismo mientras el humo ascendía.
Aquí ya esta atardeciendo. De vez en cuando llega una racha de viento que agita los cristales como avisando de una noche inclemente.
- ¡Es lo que hay! Clamó como con retintín esa voz interior.
Aquella noche de hace dos años no estaba tan inclemente como esta, -¿recuerdas?.
-¿Hablas conmigo?
-Estoy tratando de recordar.
Nos permitió disfrutar de un atardecer en la terraza de aquella casa de comidas, parece que aún estoy viendo a ese peregrino.
-¿Tú.?
-No. El que iba con una bicicleta a la que había enganchado una especie de carrito para transportar mejor todos sus enseres. Despotricaba contra la rueda pinchada, a la que golpeaba.
Tú y yo, nosotros, supongo.
Sí, ella y yo contemplábamos la escena atónitos  ante ese compendio de blasfemias en un idioma ininteligible que el citado peregrino infringía a la desinflada rueda para luego lanzarla contra el suelo con rabia y sentándose en cuclillas al borde de la carretera. Con las manos en la cabeza, contemplo como la rueda trazaba una elíptica en el asfalto, justo frente a nosotros.
Eso de "elíptica" me suena. 
A ella también si lo lee.
-¡Lo sé!
Dentro del establecimiento, los parroquianos seguían atentamente el partido de fútbol, ajenos a la avería del peregrino y a nosotros.
No me gusta el fútbol, ese día quizás te lo comente, ahora ya lo sabes.
Yo ya lo sabía.
Tampoco me acabe la cena, el asado se quedo frío, creo que no pare de hablar, el camarero me retiro el plato, al ver que el tuyo ya llevaba tiempo vacío.
Tenias hambre y aprovechaste mi locuacidad para escucharme y comer a la vez. Dicen que las mujeres podéis hacer dos cosas a la vez  y los hombres, bueno yo a veces soy tan vanidoso cuando hablo de mi mismo. Me gusto verte disfrutar del yantar y aunque hoy, dos años después comentemos en plan jocoso que tu peso ha pasado de dos dígitos exactos a tener una "virgula" con un numero que oscila variablemente de un día para otro, algunas veces y esto es un suponer mio, debido a una ración extra de "bolo de chocolate". No importa, me sigues gustando, tú y el "bolo de chocolate".
A lo que iba.
Rubiaes, un alto, una parada, un lugar de encuentro, una aldea de partida, una casilla de salida, un espacio en la memoria, un punto en el mapa que se resalta cada dieciséis de abril al atardecer.
Aquella noche me perdí.
No solo en tus ojos, bueno, en tus ojos más bien me encontré, aunque no me di cuenta hasta un tiempo más tarde.
Te digo que me extravié, y esto es una anécdota que desconoces. 
Tú no, ella.
Cuando regresaba al lugar donde pernoctaba ese día era noche cerrada y apenas existía iluminación en aquellas calles de la aldea y yo andaba confiado en que llevaba la dirección correcta. Error característico de personas que caminan distraídas en su mundo interior. No recordé el camino de regreso, yo que recuerdo hasta la mesa donde me quede escribiendo hasta tan tarde, a un joven que  que me solicito un cigarro y con el que salí a la calle a fumar, inmiscuido en mi relato y sin perder de vista el ordenador de la mesa que antes ocupaba, la ropa que llevaba una chica con la que acaba de cenar y a un camarero que recargaba una cámara de bebidas.
El caso es que estuve dando vueltas  por el citado pueblecito sin sentido, calle arriba,  a la izquierda, derecha, calle abajo, por aquí no es, hasta que se me encendió la lucecita de la idea, sí, esa bombilla o ese "eureka" que nos ilumina, a veces a destiempo, otras tarde, claro que en este caso era una flecha amarilla.
Albergue de Rubiaes 2 KM.
Todo eso ocurrió aquella noche casi primaveral del 16 de abril y lo escribo ahora o me lo cuento a mi mismo antes de que la memoria me falle y el camarero me retire este yantar.
Feliz aniversario.






No hay comentarios:

Publicar un comentario